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sábado, 26 de marzo de 2011

EL MUSEO DE EL GRECO

Que últimamente sea éste un país de aznares y zapateros me parece a mí que no nos permite pensar que todo el campo sea un orgasmo. En general, está más que probado que aquí nos nace de vez en cuando un Picasso, un Induráin, un Ramón y Cajal, un Azaña, un Moneo, incluso un Miguel de Cervantes, etc. O sea, que tampoco es que seamos una tribu de inútiles, manazas y descerebrados.
Y, sin embargo, ya sea porque a este país que roza la pobreza le sobra el dinero, sea por el incontenible afán perfecccionista de sus autoridades, el caso es que ejemplos como el del Museo de El Greco son incontables.
Y Toledo, en esta cuestión en concreto, escribe una de las páginas más esclarecidas que puedan ambicionarse. Estoy seguro.
¿Se ha detenido alguien a contar la cantidad de reformas que en no muchos años se han llevado a cabo en el entrañable caserón de la judería? Y, ya de paso, ¿ha logrado averiguar por qué?
Lo dicho, el arrepentimiento subsiguiente a cada una de ellas por parte de sus autores o no saber qué hacer con esos capitales que a todas luces nos sobran tienen que ser la explicación. Si no, la verdad , no se entiende.
Naturalmente, del trastorno que ello supone para la "industria cultural" de la ciudad no hablamos. Para qué. Con los discursos ya tenemos bastante.
Claro que si vamos de museos y de industria cultural, podríamos dedicar un recuerdo para el de Santa Cruz (me da la risa tonta sólo de pensar en los años que llevamos de obra), o para el de Arte Contemporáneo, que de ése ni se sabe.
Y si hablamos de arrepentimientos (o perfeccionismo) y despilfarro, para qué nos vamos a poner a contar las reformas que van acumuladas, por ejemplo, en el Hospitalito del Rey o en la Residencia de S. Juan de Dios, con la consiguiente precarización de un servicio tan absolutamente necesario como escaso. ¿Sabes lo que te digo? A los viejos, que les den, pues sí que...
Finalmente, y para que no se diga que tengo la mirada encenizada, me alegro sinceramente de la reinauguración del Museo de El Greco, cómo no; pero permítanme que, escaldado como un pollo en agua caliente, lance un desafío al personal: ¿Cuánto tiempo pasará antes de la siguiente reforma?
Se admiten apuestas.

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