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martes, 17 de mayo de 2011

15-M: NO SOMOS NADIE

Es cierto que el llamado 15-M se nos ha presentado con un inequívoco aroma juvenil, y esto es algo que siempre pone en nuestro rostro una sonrisa de simpatía y comprensión. Ha sido estupendo comprobar con qué facilidad se han pronunciado las expresiones adecuadas.

ESTO SE VEÍA VENIR.

LO RARO ES QUE NO HAYA SUCEDIDO ANTES.

UNA BOCANADA DE AIRE FRESCO.

QUIÉN DECÍA QUE LA JUVENTUD ERA SÓLO ESA TROPA DEL BOTELLÓN. ETCÉTERA, ETCÉTERA.

Pero también es verdad que el llamado 15-M tiene el inequívoco pestuzo de la juventud, y eso es algo que en política nos coloca fatalmente al borde de la fosa común de las frustraciones.


Y es que ante este nuevo intento, surgen inevitables unas cuantas preguntas:


¿COMO SE ENDEREZA A UN PUEBLO CUYO MÁXIMO PLACER SE CIFRA EN VIVIR TORCIDO?


¿CÓMO SE SANEA UNA CACEROLA EN LA QUE SON MÁS LOS GUSANOS QUE LAS LENTEJAS?


¿CÓMO SE DERRIBA UNA DICTADURA ENMASCARADA DE DEMOCRACIA HASTA EN LOS MÍNIMOS DETALLES?


No hay tu tía, tío.

Como mucho, y hemos de verlo, alguien se sacará de la manga el recuerdo de aquella frase de El Gatopardo y, parodiándola para que no se le vea el plumero demasiado pronto, propondrá el cambio de algunos botones para no tener que cambiar de chaqueta.


Todo es burla, todo es parodia. No saben hacer otra cosa. Mejor dicho, nadie, incluida la juventud, sabemos hacer otra cosa que lo que hacemos.


Como alternativa, reconozcámoslo, la única salida que existe es LO INNOMBRABLE, y, a poco que lo pensemos, también es absurda, o, para ser más preciso, farsa de lo que hace demasiado tiempo tal vez fue tragedia. Y a buen entendedor...


Así que, puesto a elegir, prefiero sentarme y esperar a los hijos de los hijos de los que hoy llenan la Puerta del Sol y Zocodover. Al fin y al cabo no he hecho otra cosa en toda mi vida.

Porque si algo dejó claro el Mayo del 68 es que las playas no estaban debajo de los adoquines y que pedir lo imposible era el mejor favor que se le podía hacer a banqueros y compañía:


TÚ PÍDEME LO QUE QUIERAS, LO QUE QUIERAS, NO TE CORTES, QUE YO TE HARÉ UN PRÉSTAMO HIPOTECARIO.








jueves, 12 de mayo de 2011

EL GUATEQUE HORMONAL

Que digo yo que a las alturas de la copla en que nos hallamos, parece innecesario decir que a mí lo que de verdad me gusta es apoyar incondicionalmente a los partidarios del impacto visual, combatir con todas mis fuerzas a los enemigos de la arqueología y tararear boleros de Machín cuando nadie me escucha. Pero ya se sabe que en esto de la opinión, como en la vida misma, no siempre es posible darle al cuerpo los caprichos que se le antojan. Y más si lo tenemos expuesto a la vorágine electoral, una vorágine la más vorágine a que se puede aspirar en este país tan proclive a las vorágines que hasta cuenta con una caterva de políticos que son una vorágine en sí mismos.

Pues bien, a la vista de la presente campaña -de inequívoco olor a paella-, me pregunto si esta clase de competiciones no producirá en el bambullo de algunos candidatos algo así como un guateque hormonal que les lleva a desbarrar a base de estribillos que se hacen odiosos a la segunda vez que los oyes y que convierten a los que los pronuncian en auténticos contrasentidos andantes (que no pensantes). A no ser que todo esto no sea más que una estrategia, no para desautorizar y hasta ridiculizar las estupideces del contrario, que sería hasta cierto punto comprensible, sino para destruir el entramado neuronal de sus electores potenciales. De manera que bien podríamos decir que entre hormonas y neuronas anda el juego.

Proclama, por ejemplo, la candidata revenida, en un encomiable arrebato definitorio, que un socialista no es aquel que se viste de azul, sino que los que se visten de azul son los suyos, a los que, por tanto, no debemos confundir con los que se visten de azul sin serlo (azules, supongo, que no todo fue explicitado en la prolija definición), porque entonces se correría el riesgo de creer que se está votando a uno de los de azul y votar en realidad a un socialista, que también se visten de azul, etc., etc, etc, ¿comprenden? Que no me queda más remedio que pensar que, o bien a esta buena señora se le ha ido la olla de la nostalgia asociada a los colores simbólicos, o bien no tiene la menor idea ni de colores ni de socialistas ni de hablar ni de callar.

Dice el alcalde-candidato que en esta ocasión no será alcalde a cualquier precio, emitiendo de este modo un cierto tufillo despectivo hacia los que hicieron posible la alcaldía que ahora termina. Y no seré yo quien pida un mínimo de caballerosidad en la política actual, que sería tanto como pedirle peras al olmo, pero si rogaría que se practicara con más frecuencia eso que solemos llamar "sentido común". Pensar, sin ir más lejos, que nunca su partido ganó la alcaldía por sí solo y que, al fin y a la postre, haciendo a veces un ejercicio de responsabilidad más allá de lo que era exigible por las circunstancias, IU (y antes el PCE) hicieron posible una política de izquierda en la ciudad de Toledo. Porque, de lo contrario, habría que aplicarle al señor candidato aquel dicho marxista que dice: "En las fiestas no te sientes jamás; puede sentarse a tu lado alguien que no te guste" (Groucho dixit). A lo que también podría apostillarse lo siguiente: "O también puedes elegir no asistir a ciertas fiestas" (cosecha personal, modestia aparte).

Bajo mi ventana, aparca durante un buen rato una furgoneta con los altavoces a toda pastilla emitiendo una y otra vez la musiquilla de los azules que no son socialistas, y no me queda otra que pensar en las películas porno. Y me digo que, ya puestos, también podrían poner el Soldadito español, de Estrellita Castro, o el ¡Eiuuueeeey!, de Julio Iglesias. Pero en ningún caso La bien pagá, por no ofender a los muertos en su exilio argentino.

La Bienpagá bastante tiene con esforzarse en suprimir las preposiciones de su apellido en los mensajes directos, que no queda nada bien el toque atristocrático cuando vamos de populares (o sea, de rojos vestidos de azul con su camisita y su canesú), aunque así, al pronto, produzca la impresión de ser otra distinta de la que todo el mundo ha llegado a conocer en los últimos tiempos. Y, mira tú por dónde, parece ser que según algunas encuestas puede presidirnos durante los próximos cuatro años. Pero tampoco hay que rasgarse las vestiduras. Y menos si son vestiduras de baracalofi. Ahí tenemos el caso de Camps en Valencia. Y es que lo de este país no tiene nombre. Ni apellidos. Al final, va a resultar que Berlusconi sólo era un adelantado a su tiempo, un visionario genial de proyección poco menos que global.

Y ya que hablamos de encuestas, un recuadro publicitario sobre el tema llama mi atención en La tribuna de Toledo. En él, la parte superior viene a estar ocupada por los tres principales candidatos a la alcaldía de la capital. Es decir, P. Barredo, E. García-Page y A. San Emeterio. La parte inferior se rellena con las efigies de mayor tamaño correspondientes a J. Mª Barreda (izquierda) y Mª Dolores DE Cospedal (derecha). Pues bien, tras un rato de observación, vengo a comprender hasta qué punto estos desmadres electorales pueden poner en evidencia el termómetro vital de los candidatos. De manera que, así como San Emeterio nos muestra un rostro perfectamente sereno y reflexivo sin asomo alguno de artificiosidad (que se adorne el pescuezo con corbata o no importa menos), sus cuatro compañeros, dos a dos, lucen unas sonrisas que piden una interpretación matizada: los dos socialistas (vestidos de azul o de lagarteranas) han sido víctimas de idéntica sonrisa, un gesto leve y natural que nos configuran las caras de dos hombres que se han muerto de repente con la sonrisa puesta. Esto suele pasar y, por tanto, nada que objetar. Pero lo que no ocurre jamás es morirse con las sonrisas también idénticas de las dos candidatas populares, abiertas, estiradas de pómulos rígidos que no acompañan, dientes de anuncio tremolando al viento, hasta recordarnos a esos cadáveres preparados por los artistas-funerarios de algunas películas americanas.

Y los domingos, lo dicho, paellas gigantes por aquello de cultivar el tipismo pero sobre todo por adormecer las neuronas que aún sean capaces de moverse por sí mismas.











domingo, 1 de mayo de 2011

1 DE MAYO

Abren paso a la comitiva los maceros del Excelentísimo Ayuntamiento de la ciudad luciendo sus mejores galas. Tras ellos, inicia la gran marcha una delegación de Grandes Inválidos formada por El Pepino, El Tato y Juanito el Pistolero, un tanto mohínos los tres pero orgullosos y decididos después de todo. Una pancarta les cubre las piernas que, conscientes del momento histórico que están viviendo, apenas renquean por la emoción más que nada: LA CLASE OBRERA AL PODER.

Un río de banderas e infinidad de pancartas se extiende por detrás de ellos hasta que la vista se pierde en la lontananza. Conmueve hasta lo más íntimo del espíritu humano esta especie de silencio trágico en medio del cual sólo se percibe el rumor implacable de miles de pies arrastrándose sobre el asfalto en pos de una redención quien sabe si todavía posible. Presidiendo la delegación del metal, sección Danificados de la Deslocalización Coreana, otra gran pancarta recuerda a la madre del cordero: ABAJO LA OLIGARQUÍA TERRATENIENTE Y FINANCIERA.

A continuación, una muchedumbre ingente de los llamados sumergidos, sección Consentidos del INEM, esgrime amenazadora las herramientas que le permiten dar de comer a su prole pese a quien pese. Los ojos, inyectados en sangre y las manos agarrotadas sobre el hierro de llaves, espátulas, tijeras, serruchos y otras muchas así, su influencia se deja notar entre las masas fraternas exactamente igual que si de ellos hubiera de depender el impulso final que ha de conducirles ineluctablemente hasta la emancipación total: camareros, azafatas, informáticos, botones, bordadoras, actores, diseñadores, enfermeros y enfermeras, fontaneros, arreapavos, taxistas, limpiadoras y limpiadores, porteros y dobles pivotes de fútbol, banderilleros y mozos de estoques, ascensoristas, maestros, pastores, carpinteros...

Le sigue un conglomerado numeroso de esclavos de la tierra, sección Aserejé, protegidos sus flancos por una disciplinada cohorte de jóvenes agricultores que no se resigna a repetir el triste destino de sus antepasados. Presidiendo su incontenible furia vengativa, una gran leyenda negra sobre fondo rojo pone las cosas en su sitio: LA NAFTALINA PARA QUIEN LA TRABAJA.

Banqueros, comisionistas de todo pelaje, eurodiputados, algún que otro mindundi desocupado, rentistas de cuna, agentes inversores y grandes promotores de cosas contemplan estremecidos este turbión humano, gris como los nubarrones que a ratos entoldan el cielo de la primavera. Algo tiembla por debajo de sus chaquetas, junto al corazón. Todo en el ambiente presagia horas más que aciagas. Alguno hay que, fuera de control a causa de los nervios, inicia un tímido aplauso que pronto se queda en nada acallado por los siseos de sus congéneres.

Finalmente, una heterogénea y abigarrada multitud de hombres y mujeres sin papeles, sección Pateras sin Fronteras, se bambolea levemente mecida por el murmullo de cantos ancestrales.

Una voz, tan aislada como extemporánea, exclama: ¡EL TRABAJO, PRIMERO PARA LOS ESPAÑOLES!

Todos, como un solo hombre, buscan al energúmeno entre la gente de los balcones, aunque nadie está muy seguro. Como si de una señal se hubiera tratado, un bosque de puños se alza esgrimiendo gastados martillos y herrumbrosas hoces sepultadas durante años bajo toneladas de préstramos hipotecarios.

¡Y QUE VIVA SIEMPRE LA CLASE TRABAJADORA, ESTÉ DONDE ESTÉ!, grita otra voz, más cazallera y concienciada.

La tragedia se masca, como aquel que dice.

Cerrando la comitiva, podemos ver a varios candidatos a la alcaldía cada uno con su cruz a cuestas. Flanqueándoles, media docena de Hermanitas de la Caridad, cual voluntariosas verónicas de la justicia social, les enjugan el sudor de vez en cuando. Y para rematar, la banda municipal, mal que bien, entona el Requiem de Verdi, menos dramático y profundo que el de Mozart, pero infinitamente más lírico. Dónde va a parar.